Y después de mi primer encargo, vino el segundo, para mi amiga María, que se casaba en un lugar precioso, un caserón rodeado de vegetación y suelo empedrado; una boda de día en plena primavera. Estaba claro que en este caso las flores debían de ser más juveniles y frescas, que representasen el carácter de los novios, que les encanta el senderismo, las rutas por los parques naturales, los viajes y compartir los buenos momentos con los amigos. ¿El resultado? Este:



Tuvieron una gran acogida, a todo el mundo le gustó, y especialmente a la novia, que era lo más importante.
Con los mismos motivos adorné las cajas de mimbre para llevar los regalos.
Por supuesto, gracias Susana, ya que el regalo fue de las dos, y el trabajo totalmente compartido, jaja
holaaa!!! haces unas cosas preciosas!!! estoy alucinada, que manitas!!! ya me pasare por aqui de vez en cuando a ver tus cositas.
ResponderEliminarAnrilla